Y PASÓ NOMÁS, EL DÍA DE LA CARRERA DESPEDIDA DE OMAR MARTÍNEZ.

Y fue en el lugar ideal: Paraná. El Gurí recibió el abrazo de sus coprovincianos seguidores a tiempo completo y, por supuesto, el de su familia. Hacía rato que el entrerriano se había bajado del TC, pero le faltaba una última función. Y la tuvo.

Se fue nomás el Gurí. La despedida sirvió para matizar un retiro que se dio por la puerta de servicio más pequeña, tras la escandalosa exclusión que sufrió en Concordia 2016. Sus fanáticos no quieren, ni les interesa, saber nada de aquella tarde en la que el motor de su ídolo estuvo muy pasado de cilindrada. El fanatismo, y el cariño incondicional, no conocen de análisis profundos. Tampoco muchos de la vereda de enfrente, como el caso los hinchas de Chevrolet, que aún hoy se mofan de la caída en desgracia del máximo referente rival.

Pero en el análisis frío de su despedida no se puede obviar.

El Gurí tenía reservado un lugar en el Olimpo teceísta, pero cayó en el barro. Aquella trampa artera y pergeñada, se convirtió en una enorme mancha imposible de soslayar. Es cierto, no es el primer piloto que es echado de una carrera, porque su auto no cumplía con el  reglamento. Ahora bien, en el caso en cuestión, no se trató de tener el coche un poco más flaco o con algunos milímetros menos de altura. Fue algo especialmente diseñado, porque fue necesario mandar a hacer piezas especialmente para la treta. Algo así como los aros adelgazados de Diego Aventin del 2006… Y hubo otros, pero le tocó al intocable.

El festejo del Gurí en el podio en Paraná junto al ganador Lambiris, su escolta De Benedictis, ambos del equipo del entrerriano y Matías Rossi.

Desde aquel día, Martínez perdió el respeto de sus colegas. Algunos, pocos, lo dijeron abierta y públicamente. Otros optaron por el susurro al oído del que lo quisiera escuchar, y eligieron estrecharle un hipócrita abrazo en la multitudinaria despedida entrerriana.

La imagen del Gurí ya estaba mancillada, y el manto de dudas y sospechas que recayeron sobre su título del 2015, no se borraron jamás. Aunque, es cierto, su Ford pasó todas las revisiones de aquella consagratoria temporada.

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Bien vale en el momento de la despedida, recordar algunos puntos sombríos del Gurígate. Anotá: La bomba comenzó a activarse en la noche del sábado de aquel fin de semana concordiense. Fue cuando Próspero Bonelli reveló la condición reglamentaria del impulsor del Supremo como quien no quiere la cosa, en plena reunión que un grupo de pilotos mantenía con Hugo Mazzacane.

¿Algún proveedor que le contó a Pope? Eso se dijo entonces. Muchos, incluídos sus colegas, quedaron boquiabiertos ante semejante denuncia de Bonelli, alguien que conoce mucho de técnica, pero con pocos pergaminos como para tirarse a la pileta, y ante todos, contra alguien que iba directo al Olimpo. No fue uno de esos con espalda para soltar aquella bomba.

Al otro día, el auto del Gurí fue “casualmente” llamado a la técnica. Y explotó todo tras la medición de la cilindrada. Pocos días después, y cuando el cimbronazo de la caída del ídolo aún se sentía, el ingeniero Alejandro Solga, entonces encargado del departamento técnico de la ACTC, salió eyectado de la entidad de la calle Bogotá. Desde la casa teceísta, se optó por el oscurantismo que tantas veces se practicó, así  nunca se supo el motivo del empujón que recibió Solga. ¿No había hecho acaso su trabajo, en definitiva? Puntos oscuros que mancharon aún más la imagen del Gurí.

Se fue nomás Martínez. Tuvo su emotiva despedida. Su destino de llegar al Olimpo, antes se manchó en el barro.

Por Alejo Iriart.

Fotos: gentileza Jorge Marchesin / Revista Sólo TC.

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7 COMENTARIOS

  1. Te felicito Alejo,pocos se atreven a dimensionar correctamente la despedida del ídolo,y vos lo hiciste.Como siempre Visión marca la diferencia respecto a otros medios periodísticos.Seia injusto no reconocer a TCLarevista,el primer medio que denunció la ausencia de revisión técnica en la carrera de Toay previa a Concordia donde arrasó el Guri…Si es un hombre de bien sería bueno que algún día se disculpe públicamente.
    Se agradece desde el sur.

    • Lambiris y Debenedictis habran usado en.parana aquel motor de pruebas del guri? Robo nada menos que un campeonato y es aplaudido. Supremo garca que desde Concordia 2016 no aparecio mas por la punta. Perjudico a preparadores y estafo a sus colegas. Cara de piedra

  2. Sigamos elevando a personas que hacen las cosas por fuera de la ley
    Así le va a nuestra sociedad.
    Yo lo seguía. Desde la institucionalización de su deslealtad deportiva, nunca mas. PERRO, se dice también en el ambiente no?

  3. Es un pobre tipo que se cagó la vida queriendo cagar más de lo que el ano le daba, no dudó en tirar todo por la borda -familia. amigos. equipos,pilotos, seguidores,televidentes, escuchas, categoría/s, en aras de ganar una carreras,varias o campeonatos con armas ilícitas que hasta ese momento eran desconocidas para el gran público.
    El TC ha tenido de todo, son pocos los que pueden tirar la primera piedra,pero ésto superó con creces todas las trapizondas generadas en esa categoría en particular. y miren si las hubo. Solamente me falta la punta del ovillo para desentrañar de como comenzó el principio del fin para descubrir la maniobra, una versión con mucho asidero asegura que fue una vendeta de alguien que quedó relegado , algo asi como fuera del negocio,otra que alguien de la ACTC -resentido- era sabedor y batió al dormido de Solga. Me gustaría escuchar alguna otra óptica dado a que ésto sin complicidades, por todas las piezas especiales que había que hacer y por la cantidad de gente involucrada era difícil de llevar a cabo sin que saliera a la luz en forma perentoria.

    • Ahora con la bibliografía en la mano todo cierra, no es que Bonelli se tiró a la pileta sin agua, sino que fue a cazar al zoológico. Solamente les ejemplifico que la puntada inicial se dio por casualidad, y alguien tirando del hilo desentramó el ovillo.
      Corrió mucho dinero para orquestar todo, quién lo garpó????

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