NO ME COMPARO con Loeb, ni soy su sucesor. Hago mi camino para tratar de ganar la mayor cantidad de títulos, pero no pensando que puedo alcanzar o batir su récord. Si lo hago, mejor”.

Preciso como es sobre su VW Polo, Sebastien Ogier dejó esta sentencia en abril durante  su paso por  el Rally de Argentina, el más flojito en cuanto a resultados de este campeonato que con su victoria en Australia, la séptima del año sobre diez carreras, se acaba de asegurar con tres fechas de anticipación.

El paso por Argentina fue la excepción en el contundente andar de Ogier y su VW Polo R. Sólo sumó 3 puntos por su victoria en el Power Stage.

Coterráneo, tocayo y alguna vez acérrimo rival de Sebastien Loeb dentro del equipo Citroën, tienta la comparación entre los dos Sebastien, alentada por la facilidad conque Ogier viene dominando desde hace tres años el Mundial de Rally y que hace recordar esa contundencia que Loeb mostró en sus tiempos de esplendor con esa sucesión de victorias (79) y títulos (9) que parecen imposibles de superar. Por ahora Ogier esta lejos con sus 31 triunfos y sus 3 títulos, pero está en camino con sus 31 años y una vigencia plena. Un camino donde le quedan por superar los cuatro campeonatos de Juha Kankkunen y Tommi Makkinen, logrados por ambos finlandeses en épocas de mayor competitividad.

Es siempre meritorio ganar un título mundial y muchos más, dos , tres. Nadie le quita ese valor a lo realizado por Ogier como tampoco puede cuestionarse la capacidad de Loeb. Si es para tener cuidado a la hora de establecer elogios ante la cantidad de titulo. Tal como pasó con Loeb, a Ogier no le tocó el mejor momento del rally mundial, ya sea por estructuras de las carreras (más cortas en días y recorrido) como por la cantidad y nivel de pilotos y equipos. No es culpa de ellos. Es su mérito saber aprovechar los medios y las circunstancias para marcar con esa contundencia su nivel superior.

 

Por M.S.

-publicidad-

Fotos: Mónica Paz

-publicidad-


DEJÁ UN COMENTARIO

Por favor escribí tu comentario
Por favor ingresá tu nombre