TIEMPOS MODERNOS.

Y duelos modernos, acordes a esos tiempos nuevos que transcurren, ha mostrado el automovilismo argentino en los últimos años. No son muchos, al punto que para rescatar el último que haya hecho más ruido por su trascendencia y el peso de sus protagonistas, hay que retroceder poco más de un lustro hasta encontrar aquel que enfrentó a Néstor Girolami y Agustín Canapino en el Súper TC 2000.

Fue un duelo que a los condimentos habituales de ambición común por el mismo objetivo, y ásperos enfrentamientos en pistas de los protagonistas sumó uno propio de la época. Y fue el matiz marquetinero, tanto que derivó en la realización del documental Duelo de Leones. En esas imágenes, Peugeot reflejó esa rivalidad que sin embargo, no afectó la eficacia del equipo de la marca francesa, ganadora de los campeonatos en los dos años (2014/2015); temporadas en las que el Bebu y el Titán convivieron bajo el mismo techo.

Actitudes distantes e indiferecias, aún en los momentos en que compartieron podios, marcaron durante mucho tiempo la relación entre Girolami y Canapino.

“Contratamos a Canapino para que podamos sacarle más jugo al equipo, porque lo fundamental es que la marca sea protagonista”, explicaba en marzo de 2014 Ulises Armellini, director deportivo de Peugeot, en la fastuosa (¡qué tiempos aquellos del Súper TC 2000!) presentación del equipo en el Teatro Cervantes, ante quienes preguntaban qué había llevado a la marca a juntar, no sólo dos pilotos de primera línea sino a dos pilotos fuertemente enfrentados personal y deportivamente.

A diferencia de otros, el enfrentamiento Girolami-Canapino no tenía focalizado su origen en el terreno estrictamente deportivo. “Tengo mis motivos pero no voy a decirlos…”; supo ser la respuesta de Agustín en septiembre de 2013, cuando tras su victoria en General Roca, quien esto escribe, le hizo notar la indiferencia en el trato en el podio y en la conferencia de prensa hacia Néstor Girolami, su escolta aquel día en la pista sureña. No fue necesaria la confesión de AgustÍn sobre los motivos de ese ninguneo, localizados sin dudas en el recuerdo del accidente que un par de años antes sobre un TC en Balcarce, le había costado la vida a su amigo Guido Falaschi. Un accidente cuya responsabilidad muchos injustos dedos acusadores, apuntaron prioritariamente a la figura de Girolami.

El choque en la vuelta final en Rafaela 2015, marcó el punto más alto del duelo en la pista. Intercambiaron duras acusaciones en al conferencia de prensa posterior.

“Pondremos énfasis para que no se vayan a andar chocando. Por encima de la lógica competencia deseamos que la convivencia sea saludable y constructiva”, dijo Armellini aquella noche de marzo en el Cervantes. Lo expresó ante otro comentario que le anticipaba próximos y cercanos dolores de cabeza, con el recuerdo del flamante entredicho que habían protagonizado días atrás Bebu y Agustín en una carrera de Top Race. “Creí que con la sanción de la ACTC (suspensión y cese de la invitación para correr en el futuro luego de un choque en Rafaela) había aprendido algo, pero se ve que tiene problemas en la cabeza”, disparó Canapino.

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No fue una convivencia sencilla la que tuvieron Girolami y Canapino. Facílmente era perceptible el clima de tensión entre ambos, en distintas actitudes con indiferencias e indirectas. Sólo coincidían al reiterar que “somos profesionales y al margen de nuestras diferencias trabajamos para el equipo”. Bebu lo expresaba con su habitual tono amable y una tibia sonrisa. Agustín, con más rispidez.

En pista, el punto culminante de semejante duelo se vivió en Rafaela 2015, en esa espectacular y tan recordada vuelta final. Cuando en el intento de superación de Canapino a Girolami, terminó con un choque entre ambos. Imborrable en el recuerdo de quienes estuvieron en la conferencia de prensa posterior, quedó la imagen de Mariano Werner el efímero ganador (luego desclasificado por la medida antireglamentaria en el  alerón  trasero de su Focus, y así Bebu quedó ganador), sentado entre ambos. Mariano escuchando el constante intercambio de duras acusaciones entre Bebu y Agustín, que monopolizaron la reunión.

El paso de los años junto con el regreso de Canapino a Chevrolet y la mayor dedicación de Girolami al automovilismo internacional, permitieron mejorar la relación. Esto hizo que Agustín compartiese sin problemas la definición del Top Race 2018 con Bebu y su hermano Franco.

”Fue un duelo donde más allá de lo deportivo, tuvo mucho que ver lo psicológico”,  reconoce Armellini a la distancia marcando un terreno donde Bebu se sintió más cómodo con su frialdad, astucia y sigilo, frente un Agustín más expresivo e impulsivo y que por aquellos años no había alcanzado la madurez actual. Por ese lado puede explicarse el 2-0 del resultado deportivo del mano a mano entre ambos, con el par de títulos de Súper TC 2000 que conquistó Girolami, los dos integrando el mismo equipo. Un resultado que no le quita méritos a Canapino, quien también puso lo suyo para hacer inolvidable este Duelo de Leones que termino siendo de película.

 

Fotos: Prensa Súper TC 2000, Prensa Peugeot y Prensa Top Race

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