LA PUDO CONTAR Y LA CONTÓ.

Hay un conocido dicho británico sobre lo irrebatibles que son los mensajes del destino para los seres humanos. “When your number is up, is up” (“Cuando sacan tu número, es la hora””) dice con crudeza pero realidad sobre el momento de nuestra despedida de la vida.

Está claro que el domingo 29 de noviembre de 2010 no era la hora de Romain Grosjean. Asi lo prueba su milagrosa supervivencia al impresionante accidente  (choque, perforación del guardarail e incendio) sufrido con su Haas en la vuelta inicial del Gran Premio de Bahrein de Fórmula 1.

Romain Grosjean se recupera de las quemaduras en ambas manos sin perder el buen humor. «Me cuesta un poco teclear en la computadora» bromeó.

«No sé si la palabra milagro existe o si se puede usar, pero en cualquier caso diría que no era mi hora de morir. Fue sin dudas el accidente más grande que he visto en mi vida. El monoplaza se incendió, explotó y la batería también se incendió, por lo que añadió mucha energía al impacto. Fue casi como volver a nacer. Salir de las llamas ese día es algo que marcará mi vida para siempre. Sé que mucha gente me ha mostrado amor y eso me ha emocionado mucho. Por eso a veces lloro un poco»  contó y reconoció Grosjean en sus primeras declaraciones sobre el accidente realizadas a la cadena televisiva francesa TF1, antes de pasar a  relatar sus sensaciones y pensamientos sobre los angustiantes segundos vividos en ese infierno en que se convirtió su Haas luego el tremendo impacto a 221 Km/h.

«Me parecieron mucho más de 28 segundos. Ví que mi visera se volvía naranja y las llamas en el lado izquierdo del coche. Pensé en muchas cosas, incluido Niki Lauda, y me dije que no era posible terminar así. Ahora no, no podría terminar mi historia en la Fórmula 1 de esa manera. También pensé en mis hijos y  me dije a mí mismo que tenía que salir. Metí las manos en el fuego y claramente sentí arder el chasis. Salí, y luego sentí que alguien tiraba de mi antiflama así que supe que estaba afuera y a salvo».

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La mención de sus hijos dio lugar para que Romain revelara que «mi hijo menor Simon, cree que su padre tiene «poderes mágicos» y que tiene un «escudo de amor mágico» que lo protege: Estas son palabras muy fuertes de un niño. Mi hijo mayor, Sacha, que tiene siete años, es más racional, trata de comprender. Y el pequeño Simon ha hecho un dibujo, ‘para las heridas de papá en sus manos».

Grosjean reconoció en la entrevista que quizá necesite tratamiento psicológico, porque creyó que moriría en ese momento: «Tenía más miedo por mi familia y amigos, obviamente por mis hijos, que son mi mayor fuente de orgullo y energía, que por mí al final. Creo que habrá que hacer algo de trabajo psicológico, porque realmente vi venir la muerte»

Pese a todas estas sensaciones, Romain piensa en volver a subirse al Haas. Ya descartado para el fin semana  (lo reemplaza el brasileño Pietro Fittipaldi, nieto de Emerson y piloto de pruebas del equipo estadounidense Haas) en la nueva carrera que se corre en Bahrein pero en el circuito externo (más corto y  veloz), el francés se ilusiona con estar el 13 de diciembre en Abu Dhabi en la fecha que cierra el campeonato y también su presencia en la Fórmula 1. Y así lo explica:

«Por un lado está la sensación de felicidad por estar vivo, de ver las cosas de manera diferente, pero también tengo la necesidad de volver a correr, si es posible en Abu Dhabi, para terminar mi historia con la Fórmula 1 de una manera diferente«.

Ojalá se te haga Romain. Te lo mereces por tu coraje y fortaleza

 

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