AHORA QUE VIENEN LAS 500 MILLAS DE INDIANÁPOLIS.

Y posiblemente con la participación, como es el anhelo de los argentinos en especial, cada vez mas enganchados ante las aceleradas que viene haciendo, de un compatriota como Agustín Canapino.

 ¿Qué te parece evocar aquellas inolvidables y maravillosas 300 Millas Indy en Rafaela, disputadas en el Templo de la Velocidad, el  28 de febrero de 1971. Por entonces faltaban unos cuantos años para que naciese (20/1/90) para que naciese Agustín.

Fue una epopeya, la primera salida de Estados Unidos de la por entonces denominada USAC con autos montados por las estrellas del momento como el ganador Al Unser y su hermano Bobby. Joe Leonard, Gordon Johncock, Johnny Rutherford, Mike Mosley, Lloyd Ruby, Gary Betthenhausen y Sweede Savage, la joven promesa de aquellos años, truncada en 1973 por un impresionante accidente (choque e incendio) en las 500 Millas de Indianápolis.

La frustrada participación de Pairetti en 1970 en Indianápolis le permitió relacionarse con ls principales pilotos del USAC. Entre ellos estuvo Al Unser. Se reencontraron e Rafaela

Como este año con Canapino, en aquellas 300 Indy en Rafaela hubo un representante argentino surgido del automovilismo nacional aunque bajo otras circunstancias: Carlos Alberto Pairetti. Coincidentemente como Agustín, era un figura del automovilismo argentino de aquellos años, campeón del Turismo Carretera.

A diferencia de Canapino, cuya incursión en las 500 Indy forma parte de su agenda anual en el campeonato con el equipo de Ricardo Juncos, lo de Il Matto resultó una experiencia aislada  y producto de la necesidad de Pairetti de desquitarse de la frustración sufrida meses atrás al no poder clasificar para ls 500 Millas de Indianapolis. Cumplió  con dignidad sobre el Volstedt Ford Turbo del equipo de Dick Simon. Terminó noveno entre los 28 pilotos que largaron la carrera dividida en dos series de 53 vueltas cada una ganadas por Al Unser.

Pairetti  fue el único argentino que corrió las 300 indy pero no, el único que intento participar en aquella histórica carrera. También se interesaron otras figuras de la época como Jorge Cupeiro, Angel Monguzzi, Jorge Ternengo, Omar Cuvertino y Juan Carlos Salatino. Incluso acordaron pagar los 5.000 dólares pedidos por los equipos estadounidenses por el alquiler de cada  auto pero finalmente desistieron al comprobar su escasa competitividad. En algunos casos el motor tenia hasta 200 HP menos que los coches de punta. Una herejía para correr en el Templo de la Velocidad recordando que el promedio de la vuelta más rápida orilló los 280 Km/h (279,105 Km/h. y le perteneció a  Lloyd Ruby, quien sobre su Laycock Ford registró en los entrenamientos 59s 60/100. Pese a conquistar la pole no pudo bajarla en clasificación donde marcó 59s 71/100.

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Ahora disfrutá de estas imágenes imborrables de aquel día en Rafaela, ante una multitud. Impactó en la categoría la visita a la Argentina, en el extremo sur del continente. Una muestra, la depara aún en la actualidad, de objetos alegóricos a las 300 Indy que continúan exponiéndose en el maravilloso Museo de Indianápolis, instalado en el sector interno del Indianápolis Motor Speedway. Museo que albergado verdaderas joyas mecánicas, objetos, trofeos, testimonios únicos, que hacen a la historia de una de las competencias más famosas y legendarias en el mundo entero, cuyo recorrido comenzó en 1911.

¡QUE AVENTURA!

 

Rafaela vibró con los grandes monstruos de la velocidad

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