INIMAGINABLE

Resulta en estos tiempos pensar que en apenas tres meses mueran en distintos accidentes cuatro pilotos de Fórmula 1 y encima en diferentes categorías.

Esto ocurrió en pleno 1968 y la nefasta serie la cerró hace medio siglo bajo una torrencail lluvia el terrible accidente que muestra la foto de apertura y donde el francés Jo Schlesser murió entre las llamas de su Honda durante la tercera vuelta del Gran Premio de Francia en el pintoresco circuito de Rouen Les Essarts. Tío de Jean Louis, quien en 1999 y 2000 ganó el Dakar africano, Schlesser pagó con su vida su obstinación de debutar a los 40 años en la Máxima desoyendo los consejos del experimentado John Surtees, quien tras probar el frágil modelo RA 302 de la marca japonesa lo considero peligroso, y “una trampa mortal”. Lamentablemente no se equivocó.

Arde el Honda con Schlesser en su interior, mientras el Gran Premio de Francia continua su desarrollo. Un situación habitual en épocas donde los accidentes mortales eran frecuentes.

La cadena de tragedias en una época en que la muerte era una visitante habitual se había iniciado otro domingo 7, en este caso de abril, con el accidente que en Hockenheim, durante la fecha inicial del Europeo de Fórmula 2, se cobró la vida nada menos que del escocés Jim Clark, para muchos el mejor piloto de todos los tiempos.

El 7 siguió siendo el número preferido por la muerte para desembarcar en los autódromos. Y un 7 de mayo en Indianápolis le tocó el turno al inglés Mike Spence. Amigo de Clark, la desaparición del escocés le permitió subirse al Lotus 56 a turbina para correr las 500 Millas. Durante los entrenamientos y mientras probaba el auto de su compañero Greg Weld, se  salió de pista a 260 Km/h y golpeó contra el muro. No hubiese pasado de un susto de no haberse desprendido la rueda delantera derecha que impactó en la cabeza del infortunado Spence provocándole la muerte.

El 7 de abril de 1968 el accidente de Jim Clark en Hockenheim, inició tres meses trágicos para el automovilismo internacional.

Al mes siguiente se «demoró»  en un día la nueva visita de la tragedia en aquellos terribles momentos. Porque no fue un 7, sino un 8 de junio, cuando en la Trepada de Rossfeld (Alemania), por el Europeo de Montaña, el italiano Ludovico Scarfiotti salió despedido de su Porsche 771 y murió en el acto tras estrellarse su cuerpo contra un árbol. Nieto del primer presidente de Fiat y último italiano en ganar el Gran Premio de Fórmula 1 de su país (lo hizo en 1966 con Ferrari), Scarfiotti tenía agendada en principio para ese fin de semana su participación el Gran Premio de Bélgica de Fórmula  1 pero la desechó porque consideró que su Cooper-BRM era poco competitivo e inseguro para un circuito peligroso como Spa…

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Cuatro historias en apenas tres meses con la tragedia como gran vencedora. Símbolo de un tiempo mejor en otras cosas pero con una seguridad muy descuidada en pilotos, autos y circuitos.

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