“PORQUE ES UN BUEN COMPAÑERO, PORQUE ES UN BUEN COMPAÑERO…”

En medio de tantos festejos  por este triunfo que como  bien reconoció  “necesitaba  muchísimo” y logró nada menos que en los reconquistados 200 Km de Buenos Aires, Agustín Canapino podrá hacerse un lugarcito para entonar ese conocido párrafo de una vieja canción infantil.

Ortelli protagonizó una fugaz y áspero duelo con Waldeno Brito que terminó con el abandono del Fiat del brasileño.

 

Será el mejor reconocimiento para  Guillermo Ortelli, el mismo que en 1997  casi lo tuvo entre sus brazos  cuando como recordó el Guille “corría con el auto de TC que me atendía Alberto Canapino y él venía colgado de los pantalones de su padre» Y el mismo que con su capacidad y experiencia fue clave en la victoria de este binomio de campeones y referentes del Turismo Carretera que en el lluvioso mediodía del Gálvez , juntos se dieron el gusto de saldar una cuenta en el Súper TC 2000, con esa victoria que Agustín necesitaba para instalarse de nuevo en la cima del campeonato y Ortelli anhelaba para recomponer su imagen en una categoría que dejó dos años atrás cuando era piloto de Renault porque como destacó  “no era escuchado ni me sentí útil».

El bicampeón Girolami dio pocas vueltas en el Peugeot que compartió con Werner. Abandonó por problemas de motor.

 

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Ortelli se reivindicó sobradamente no sólo con el Súper TC 2000 sino con quienes relacionan sus éxitos exclusivamente con el TC con la base de sus seis títulos y su estrecha relación con la categoría. “Sos un crack Guille, te manejaste todo…”  le largó Agustín en el emocionado y desatado festejo de una victoria en la que el piloto de Salto se llevó en responsabilidad un porcentaje mayor que el 50 y 50 que uno puede estimar en un carrera por equipo de dos figuras de primer nivel. Porque debió capear el momento más bravo de la carrera no sólo por la áspera largada que le planteó Valdeno Brito con el Fiat Linea, sino luego con la lluvia transformada en diluvio.  Allí se vio la importancia de tener un invitado de nivel y experiencia por sobre un novato y aportante. Porque Ortelli tuvo la frialdad para no entrar en el juego que le propuso Brito, se bancó la lluvia e incluso supo sobrellevar el momento mas bravo con ese despiste que casi le hizo perder todo.

“Pensé que se me venía el mundo abajo” reconoció el Guille  sobre su sensación que en ese instante también en boxes alteró a Agustin. Alli pagó su gran dividendo esa experiencia y capacidad de Ortelli tras tantos años en las pistas y que Canapino tuvo en cuenta para ya en febrero asegurarse su compañía para estos 200 Km. Un detalle no menor como también lo fue el condicionamiento  para que Ortelli fuese quien iniciase la carrera. ¿El motivo? La necesidad de agilizar el cambio de pilotos, ya que la mayor contextura fisica de Canapino complicaba su salida por la puerta derecha en caso que él fuese quien tenía que ser relevado. Detalles que valen a la hora de conformar las estrategias de este tipo de carreras.

El Peugeot de Chapur y el Toyota de Morgenstern quedaron encajados tras sus despistes. Ponce también se fue afuera pero pudo salir y llegó segundo junto con Rossi.

 

Supo como salir Ortelli de la situación más crítica de la carrera y luego supo como aprovechar ese contundente  ritmo que tenía el Chevrolet  Cruze para avanzar del séptimo al primer lugar. Lo empujó ese veloz motor de anterior generación que el Cruze recibió en la noche de sábado y se contó entre los nueve cambios de impulsores que hubo tras las complicaciones del sábado por los problemas  con la presión de aceite de los nuevos motores y que en principio Canapino dijo no haber sufrido en clasificación. “Cuando revisamos todo, vimos que las alarmas nos indicaban que en esas condiciones el motor no podía aguantar más de cinco o seis vueltas y por eso lo cambiamos” fue el nuevo discurso del Titán con el triunfo asegurado. Según quienes merodearon el box de Chevrolet ese nuevo motor significó una ganancia de unos cuantos HP.

El Toyota de Rossi-Ponce en pleno avance sobre el Renault de Pernia-Santero rumbo al segundo lugar.

 

“La carrera la ganó Ortelli, de mi parte sólo tuve que llevar el auto a la bandera a  cuadros» reconoció Canapino  sobre su participación en el turno final de la carrera para sellar esta victoria. “Me salvó la campana…“ agregó, apelando al término boxístico y resaltando lo oportuno de esa  bandera a cuadros que lo puso a salvo del nocaut  manos del implacable avance de Matías Rossi con el Toyota. Una lástima que haya quedado en deuda una nueva versión de este tradicional duelo pero para entonces,y por las ocho vueltas completadas con autos de seguridad por la torrencial lluvia, ya se había cumplido el lapso máximo de 80 minutos como alternativa a los 200 Km y 60 vueltas.

“Me faltó una vuelta, para intentar superar a Canapino” destaco Rossi, satisfecho de su paso por la mesa de Mirtha Legrand en la noche del sábado y también por el rendimiento de su Toyota. Paradojicamente por la necesidad de ntregarle en horario el espacio televisivo a la Diva de lso Almuerzos, Matías vio cercenada su chance de pelearle la victoria al darse por terminada la carrera con 44 vueltas.

Como Canapino, el piloto de Del Viso, también deberá entonar el “porque es un buen compañero” dirigido a Gabriel Ponce de León, el coequiper que lo acompañó por tercer año consecutivo. A similitud de lo sucedido con Ortelli, la capacidad y experiencia de Gabriel, triple campeón de la categoría y desde hace un tiempo desplazado del Súper TC 2000 por pilotos con mayor billetera, se vio cuando más lo necesitaba. Primero, con la decisión de ser uno de los que inauguraron el paso por boxes para colocar gomas de lluvia, luego con la sugerencia de aprovechar la segunda parada para cambiar dos gomas y mejorar el equilibrio y finalmente por la forma en que salió de la leca tras el despiste provocado por la errática maniobra del rezagado Braga delante suyo en la bajada del Tobogan, ese mitico lugar del circuito 9, que en 1980 se hizo famoso por el despiste de Gilles Villeneuve con la Ferrari de Fórmula 1.

Rivales enfrentados en el TC, Ledesma y Giallombardo se complementaron a la perfección para subir al tercer escalón del podio.

El despiste pareció condenar a Ponce al abandono porque “sólo salís 1 de 9 veces de esa situación” como estimó Rossi quien al ver la imagen del Toyota chapaleando  se tomó la cabeza presintiendo que se quedaría sin subirse al Toyota. “Bajé un cambio y pude salir, me ayudó el de arriba…” contó Ponce en agradecimiento de una ayuda celestial. Es cierto la tuvo, pero también influyó su experiencia y capacidad. En el mismo lugar, en la misma maniobra y con otro Toyota, Rafael Morgenstern se despistó y no pudo salir. La diferencia estuvo en ese mayor nivel de Ponce, ese que como en tantos otros casos no siempre se reconoce pero siempre aparece cuando se lo necesita ante situaciones extremas.

En gran escalada (largaron 23º), el binomio que sobre un Renault juntó a dos pilotos enfrentados por algunos choques en el TC, como Christian Ledesma y Mauro Giallombardo completó el podio de estos 200 Km. Un podio donde entre titulares e invitados suman 18 titulos de campeón en las dos categorías más importantes del automovilismo argentino. No es casualidad. Resulta la certificación que en este tipo de carreras la clave para el triunfo es tener un buen compañero.

 

Por Miguel Sebastián

Fotos: Mónica Paz

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2 COMENTARIOS

  1. Ver la carita de remisero de Canapa mientras manejaba , dejó en claro lo embolante que fueron los 140 kmts de Buenos Aires. El autódromo no cambió nada , o sea , un desastre. Ponce , Ledesma , Rossi , Canapa , demostraron porque no ponen guita para correr. Los otros son solamente relleno con billetera.

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